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sábado, 5 de mayo de 2012

La Felicidad

Ser Feliz es posible, no tiene porqué ser inalcanzable o un recurso de pocos. SER FELIZ Tiene que ver con la actitud de cada quien para aprender a serlo.


Suele considerarse a la felicidad, como inalcanzable para el ser humano.
Sin embargo, debemos considerar que el concepto, y por ende su correlación en la percepción de ese concepto como la sensación, la emoción, tiene que ver con lo humano, con lo que realmente siente esa persona, y mucho de la posibilidad de sentirla, está precisamente con aceptar que ésta puede ser vivida, sentida, experimentada por todas las personas.

Una vez aceptada como posible, la persona se “permite” vivenciarla.
En nuestra experiencia de vida, es muy posible que todos en algún momento, o situación, nos hayamos “cruzado” con alguien, que nos impacta, por decirlo de alguna manera por su forma “feliz” de ser, de manifestarse, de mostrarse, de EXCIBIRSE SENCILLA Y SIMPLEMENTE CON FELICIDAD. Esto forma parte de su modo natural de ser, de brindarse, de manifestar su ser existencial en el mundo; cuando ésta experiencia se da, no pocas personas se han sentido maravilladas por el encuentro, y a la vez reflexionado hacia sí, creyendo o dando por real la “imposibilidad” de poder ser de esa manera, y de justificar ésta apreciación considerando a esa persona una “elegida” por la vida, a la vez de sentir que para sí es imposible poder desarrollar y expresar ésa forma o manifestación interior.

Creo que cada persona puede alcanzar ese estado de felicidad, sentirla y manifestarla y también creo que si aún no ha podido sentirse así, sentir ese sentimiento que le embarga, que lo contiene, esa sensación abarcativa de plenitud y satisfacción con sí mismo y con el entorno; es posible “aprender” “desarrollar” “trabajar” desde el interior, librarse de los obstáculos que le impiden la vivencia de la felicidad, aceptando que esto es posible y construyendo un camino que le permita VIVIR LA experiencia de SER feliz, y manifestarla como parte de un cometido en la vida, como parte necesaria de un crecimiento espiritual que no es legado sólo para quienes son personas consideradas por el común como “elegidos” sino lugares y espacios a los que cualquier persona puede llegar desde su interior más profundo, partiendo desde allí al encuentro de esa persona plena, que se permita “el aprendizaje” de la felicidad individual para luego compartir esa dicha.

La Vida de estas personas felices, es fuente de manifestaciones emocionales, de sentimientos, de vivencias muy enriquecedoras que sienten y pueden compartir, exteriorizando hacia su mundo externo, transmitiendo, porque se han modificado en su interior, en su vida particular, y también lo manifiestan a éste enriquecimiento en su entorno como una manera de ser positiva aprendida.

Si bien he leído por ahí que esos sentimientos, esas emociones, esa dicha es patrimonio por decirlo de algún modo de la mujer, no es así, todos podemos manifestarnos en nuestros sentimientos, tanto los negativos, como los de dicha, como los de felicidad. Por ello ante todo lo fundamental es reconocer que somos parte de un mundo, el mundo de lo humano, donde una de las manifestaciones más preciadas es la de los sentimientos, de los afectos, de las emociones.

Ser feliz forma parte integrante de ese manifestarse como especie en el mundo que nos diferencia como humanos de las demás especies, no mejor o peor, diferentes.
Nos hace humanos, nos permite discriminar, nos manifiesta sensibles y sensitivos, por ende nos da la posibilidad cuando nos conectamos con nuestra potencialidad, de aprender a crecer, y de esa manera a tender hacia lo más grande que nos permite nuestra posibilidad de ser sujetos humanos, en lo mayor de humanos que nos es posible.

Cuando la persona se permite ser feliz, también aprende a superar los momentos difíciles, a curar sus heridas, a valorar lo realmente importante de la vida, a tener un verdadero aprecio por sí y por las demás personas con quienes se interrelaciona.

LA verdadera sensación de la felicidad, es una vivencia de “plenitud” que lo transporta y lo conecta con esos primeros momentos de la vida en los cuales se conectó con sus experiencias vitales primarias en contacto con la satisfacción que le proveía en los primeros momentos de su vida el calor, el alimento, la contención, el cuidado materno, y también mucho antes aún durante la gestación, en el vientre materno donde vivenciaba la perfección, en el sentido de que nada es necesario, ya que todo dentro del útero está cubierto.

Esa sensación de plenitud, de satisfacción, es la misma sensación que luego adulto, tiene ante la vida, ante las circunstancias, durante el camino de la existencia, porque se permite reencontrarse nuevamente con esas primeras experiencias vitales, pero que algunos adultos fueron “olvidando” por lo que la sensación de “falta”, de “angustia existencial” de desencuentro, de pena, de ausencia, de insatisfacción se manifiesta como lo contrario a la vivencia de la “felicidad”.

Por ello los psicoterapeutas hipnólogos cuando quien se presenta a la consulta manifiesta algunas de éstas vivencias, carencias, sufrimientos, sólo les mostramos el camino del “recupero” de éstas sensaciones, que al haber sido vivenciadas antes, en el pasado remoto, son “actualizadas” y puestas nuevamente como vivencias que se experimentan en la vida, en el presente y como un nuevo modo de manifestarse, de expresarse en la vida.

La persona al hacer éste “recorrido psicoterapéutico” reaprende” a sentirse feliz y a manifestarse de éste modo.

Al aprender a ser feliz la persona se siente diferente, se siente fortalecida, siente que las mismas circunstancias que antes le golpeaban, le superaban, ahora su nueva manera y forma de ser le permite vivenciarlas de otro modo, ya sea no dándoles importancia, o buscando la mejor manera de que no le afecte, ya que a aprendido a vivenciarse y a valorar la vida de un modo diferente, mejor, superador, dándole el valor sólo a lo que es importante, pero antes de ésto a poder discriminar lo que es importante para la vida, para su vida, para su existencia.

Les sucede a las personas que a veces ante la búsqueda de una posición social, o como manera de responder a las exigencias, o por la razón que fuere, han perdido el verdadero contacto con el “sí mismo” y si también se encuentran sumidos en un “barullo” de exigencias que le lleva de un lado para el otro en la vida, tratando de “cumplir” con aquello que consideran verdaderamente importante, les ocurre muchos que “se les va la vida” y no aprendieron a vivir y a valorar lo que es realmente importante para sí y para quienes ama.

A veces las personas por alguna circunstancia “aprenden” de alguna experiencia negativa y así se escuchan a sí mismos, escuchan ese “llamado interior” que les dice, que les muestra lo negativo que hacen con su vida, lo mal que están “caminando el sendero de la existencia” perono es necesario que circunstancias adversas o desfavorables por las cuales se sufre y mucho conduzcan a la persona a reflexionar sobre lo verdadero, lo importante, lo significante, sería mucho más simple y reconfortante que éste crecimiento interior, que la búsqueda y el encuentro de la felicidad partiera de un proceso interior, que está al alcance de todos, permitiendo a la persona ser feliz, vivenciar la vida “pisando la pelota” como se dice vulgarmente, dando tiempo y dándose tiempo para construir relaciones buenas, saludables, plenas en donde cada persona es importante, y el otro también es importante, porque es verdaderamente quien le da sentido a la vida, a nuestra verdadera vida.

Por eso si te sientes identificado, identificada ante éstas palabras, te invito a que busques la manera de encontrarte contigo, de conocerte verdaderamente, de aprender a vivenciar la felicidad, si todos o muchos de nosotros lo hacemos, sin dudas el mundo será más favorable para todos, habrá más solidaridad, más cuidado, mejor niñez, mejor ancianidad, menos adultos jóvenes que fallecen infartados producto de no poder responder a las auto exigencias y también a las que otros les ponen.

La vida nos ofrece muchos momentos y espacios para disfrutar de ella, la felicidad existe, es posible y está en las verdaderas cosas, en las pequeñeces, pero no por ello insignificantes, sino sumamente valiosas.
Cuando la persona aprende a ser feliz y por lo tanto a exteriorizar esa felicidad, también todo en su vida se manifiesta en plenitud.


Lic. Cristina Heinzmann
Psicóloga - Psicoterapeuta - Hipnólogo Clínico
DIRECTORA Centro Psicológico Compartir
CREADORA MétodoHeinzmann de HIPNOSIS Terapéutica (clínica)
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